Fajardo

Fajardo y el viacrucis del centro

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Fajardo y la Coalición Centro Esperanza fallaron en muchas cosas y no logró conectar con el electorado, es cierto. Sin embargo, estas elecciones dejan una lección sobre lo difícil que se ha vuelto convencer sin polarizar. ¿Hacia dónde vamos como sociedad?

Mi voto por Sergio Fajardo fue una muestra de lealtad, convicción, confianza y consciencia sobre sus propuestas y tono; una apuesta planteada como la mejor alternativa política para Colombia en estos momentos de turbiedad y agitación.

Más allá de los señalamientos constantes de quienes dicen que esta lectura «no toma posición ni tiene carácter», 888.585 colombianos validamos la esperanza (quizás, la ilusión) de cambiar al país sin insultos, odios ni caer en precipicios. Estos principios acabaron siendo un inri, en un viacrucis que no reconocía esta opción como válida y estigmatizada como un causa perdida.

Hay formas de perder, y esta, por dolorosa que llegue a ser, fue con dignidad, creyendo en el mejor escenario posible para transformar a las regiones. Estamos frente a la derrota de la serenidad, el respeto por el otro y la confianza de cambiar con educación. Colombia necesita transformarse, pero no a cualquier costo; sin saltos al vacío, sin incertidumbres.

La ciudadanía reclama un remesón en la administración del Estado, pero siempre habrán maneras de hacerlo. Para llegar al poder no hace falta minimizar al contrario, reducirlo a sus mínimas proporciones, subestimar sus argumentos, negarlos como válidos, burlarse de las personas que encarnan ciertas banderas, y eso ocurrió esta vez. A Sergio Fajardo se le señaló por ser distinto (con organismos de control incluídos).

Ahora, para un sector del país pasamos de «tibios» a «egocéntricos». La cabeza fría y serena parece ser la culpable de todos los problemas, cuando el arte de la retórica y la persuasión, la lógica política y el entendimiento de la diversidad de pensamiento parecen relegados a las emociones del mesianismo o la grosería.

Para la furia, la serenidad.

Pd. Muchos fueron los fallos de esta campaña. Trataré de hacer una reflexión sobre las equivocaciones en otra entrega.

Acerca del autor

Jhonattan Sarmiento

Soy un devoto de la crónica de inmersión, la fotografía y los nuevos medios. Nunca dejo de estudiar técnicas de escritura creativa, lo que me ha llevado a crear el Blog del testarudo como laboratorio de lenguajes multimedia e interacciones a través del mundo digital.

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